HERIDAS DE RECHAZO Y ABANDONO: CÓMO AFECTAN AL NIÑO INTERIOR Y A LA VIDA DE UN ADULTO
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Todos llevamos dentro un niño interior, una versión vulnerable y sensible de nosotros mismos que fue moldeada por nuestras primeras experiencias de vida. El niño interior busca amor, aceptación y seguridad, y es en esos primeros años cuando las heridas del rechazo y el abandono pueden tener un impacto profundo en el desarrollo de nuestra personalidad y en cómo vivimos nuestra vida adulta.
Las heridas del rechazo y el abandono pueden dejar cicatrices emocionales duraderas en nuestro niño interior. El rechazo, ya sea en forma de exclusión social, críticas o no sentirse querido, puede hacer que el niño interior se sienta insuficiente y cuestione su valía. Por otro lado, el abandono, ya sea emocional o físico, puede hacer que el niño interior se sienta solo, desamparado y no amado.
El rechazo tiende a generar emociones que dañan la autoestima, como tristeza, enojo o frustración. En contraste, el abandono suele dar lugar a sentimientos de desamparo, soledad y pérdida.
Estas heridas, con el correr de los años, crecen, y cuando no se atienden, influyen en nuestras relaciones como adultos. Ya sea con amigos, parejas o colegas, estas heridas pueden afectar la forma en que nos relacionamos.
¿Qué patrón hay en común cuando una relación no funciona en tu vida?
Algunos desarrollan patrones de autodefensa, evitando situaciones donde puedan ser rechazados nuevamente, o alejándose por temor a ser abandonados. Otros pueden convertirse en buscadores incesantes de aprobación y validación para llenar el vacío dejado por el rechazo y el abandono en la niñez.
En ambos casos se evita activar la herida de la humillación.
El impacto de estas heridas no se limita a las relaciones interpersonales. También pueden afectar la autoimagen y la autoestima. Las voces internas críticas, nacidas del niño interior herido, pueden sabotearte, sembrando dudas sobre tus capacidades y logros. En lugar de sentirte seguro de ti mismo, puedes sentirte como un impostor, temiendo que otros descubran tus carencias y falta de valía.
¿Cómo determinar qué tan profundamente está afectado nuestro niño interior?
La respuesta yace en nuestras vidas presentes. La abundancia, la salud, nuestras relaciones, el crecimiento personal y más, son un reflejo de nuestro niño interior. Si internamente nos sentimos fuertes y valiosos, veremos reflejado eso en nuestras circunstancias exteriores. Pero si internamente nos sentimos inseguros y carentes, eso también se manifestará en nuestras vidas.
Una lección valiosa que puedo compartirte de mi propia experiencia es que el que se siente rechazado tiende a abandonar, mientras que el que se siente abandonado tiende a rechazar.
Alguien que ha experimentado el rechazo puede distanciarse para evitar enfrentar ese dolor nuevamente. Por otro lado, aquel que ha sentido el abandono puede resistirse a relaciones cercanas y confiar en los demás.
Sin embargo, existe la posibilidad de sanar al niño interior herido. Reconocer estos patrones es el primer paso. Al comprender nuestros comportamientos actuales, podemos desentrañar la raíz del problema. Si notas que estos patrones afectan tus relaciones y bienestar emocional, te recomiendo considerar la ayuda de un terapeuta.
Recuerda, hasta que el niño interior no se sienta amado, fuerte y merecedor, lo más probable es que las circunstancias externas no cambien. La clave del cambio reside en atender al niño interior. Si buscas cambios en tu vida, mira con valentía a tu niño interior. Ahí encontrarás la clave para un cambio real y duradero.
Si deseas aprender más, te recomiendo el libro "La Sanación de las 5 Heridas del Alma" de Lise Borbeau. O si prefieres, estaré encantado de ayudarte personalmente. ¡Solo ponte en contacto!
Con amor, Nico
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